Hoy, 26 de agosto, recordamos un nuevo aniversario del nacimiento de Julio Cortázar. Este escritor argentino, junto a Jorge Luis Borges – a quien homenajeamos hace sólo un par de días – forma parte del panteón de los escritores argentinos del siglo XX. Cortázar escribió diversos y múltiples textos a lo largo de su vida: cuentos, novelas, poemas, obras dramáticas y ensayos. Y además, ejerció como profesor y traductor. Asimismo, en sus escritos se vislumbran fuertes influencias del mundo grecorromano y de su mitología que también nutren a la cultura italiana. Por lo tanto, en el día de su nacimiento, recomendamos algunas de sus creaciones.
Un tal Julio Cortázar
Julio Cortázar nació el 26 de agosto de 1914, en Bruselas (Bélgica). Su padre, Julio José Cortázar, era funcionario de la embajada argentina en dicho país, lo cual explica el porqué del nacimiento del pequeño Julio en Bélgica. Sus primeros años de vida transcurrieron en distintos países de Europa por culpa de la Primera Guerra Mundial que se estaba desarrollando. De esta forma, también vivió en Suiza y en Barcelona. Finalmente, en 1918, toda la familia Cortázar pudo regresar a Argentina, instalándose en Banfield, localidad de Buenos Aires. Podemos decir que Julio fue un escritor casi desde sus primeros años de vida. Ya a la edad de 9 años, tenía escrito diversos cuentos y poemas. En cuanto a sus estudios, se formó como maestro normal y como profesor en Letras.
A nivel nacional, no sólo trabajó en Buenos Aires, sino que también dio clases de Literatura Francesa en la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza). Y colaboró en la revista Sur que había sido fundada y dirigida por Victoria Ocampo. A la edad de 34 años, obtuvo un nuevo título: traductor público de inglés y de francés. En la década del 50’, por su disconformidad con el gobierno nacional de turno, decidió trasladarse de forma permanente a París, ciudad donde residió hasta sus últimos días. Sin embargo, realizó viajes esporádicos a otros países de Europa y a América Latina.
La importancia de Julio Cortázar en la Literatura Argentina
Julio Cortázar es uno de los escritores nacionales más importantes del siglo XX y, además, es fiel exponente del Boom Latinoamericano. Las obras de Cortázar combinan la cotidianidad con diversos elementos fantásticos, lo cual permite al escritor poner en duda, constantemente, la realidad. No por nada la crítica ha relacionado a este autor con el realismo mágico e, incluso, con el surrealismo. Julio demuestra innovación en cada paso que da y en cada escrito realizado.
Si bien encontramos similitudes estilísticas entre sus relatos, cada uno de ellos tiene características propias que los individualizan. La combinación entre el mundo maravilloso y el “real” es una de sus temáticas recurrentes, donde las fronteras entre uno y otro lado se pierden. La ruptura espacial y temporal se vuelve una constante en sus relatos, de modo que obliga al lector a salir de su zona de confort. Lo obliga a cuestionarse y a participar activamente en la lectura. Asimismo, cada obra publicada es única en su género. De esta forma, por ejemplo, nos encontramos con Rayuela, su novela maestra, que permite ser leída de forma tradicional o a la manera de un “Elige tu propia aventura”.
Un poco de mitología clásica en la realidad argentina
Siguiendo esta línea, a un lector acostumbrado a la literatura cortazariana no le sorprendería encontrar, en un relato argentino, reminiscencias y hasta personajes propios de la mitología grecorromana. Y esto sucede a menudo en las obras de Julio Cortázar. Su primer libro de cuentos fue Bestiario, publicado en 1951. En él encontramos un relato, “Circe”, cuyo nombre ya nos señala la intertextualidad mitológica. ¿Quién fue Circe en la tradición clásica? Si recordamos las aventuras a las cuales se enfrenta Odiseo (Ulises) luego de la guerra de Troya, encontraremos la referencia. En su poema épico La Odisea, Homero nos cuenta las peripecias que tuvo que enfrentar su héroe para regresar a su patria, Ítaca.
En el camino de vuelta, Odiseo se detuvo en diversas islas en donde se enfrentó a múltiples personajes y desafíos. En una de ellas, en la isla Eea (cerca de la costa occidental de Italia), Odiseo encuentra a la hechicera Circe. Ésta era conocida por sus pócimas mágicas que transformaban en animales a sus enemigos o a quienes la habían ofendido. Ahora bien, leemos el nombre del cuento, ya no hace falta buscar su sinopsis para saber de qué se trata. Aun cuando el cuento de Cortázar, a simple vista, parezca un relato realista; al leer su título, todas estas referencias se nos vienen a la mente. La intertextualidad es instantánea. Y de esta forma, el lector comienza a dudar del realismo del mismo.
Una de laberintos
Si hablamos de laberintos, tal vez el primer escritor que recordemos sea a Borges, por ser éste un elemento recurrente en sus relatos. Pero también en la literatura de Julio Cortázar encontramos caminos intrincados. En este caso, estamos hablando de Los reyes, publicada en 1949. Se trata de una (re)escritura del mito del Minotauro, el laberinto y Teseo. Pero ¿qué era el Minotauro y quién, Teseo? En primer lugar, debemos entender que los relatos mitológicos eran netamente orales, es decir, se transmitían de boca en boca. Por lo tanto, es usual encontrar diversas versiones de un mismo hecho o relato. Ahora bien, el rey Minos mandó a construir un laberinto en la isla de Creta, para encerrar al Minotauro, un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro.
La leyenda cuenta que tal bestia era hija de la reina Pasifae y un toro blanco enviado por Poseidón como venganza por haber sido ofendido por el rey Minos. Fruto de dicha relación nació este ser violento que se alimentaba de carne humana. El quid de la cuestión se desarrolla al ser asesinado el hijo de Minos, Andrógeno, tras ganar una olimpiada en Atenas. A partir de ese suceso, como compensación humana, el rey ateniense Egeo enviaba periódicamente siete hombres y siete mujeres como sacrificio. Su hijo Teseo, príncipe de Atenas, decidió zarpar junto a sus desafortunados compañeros, entrar al laberinto y matar a la bestia. De este modo, podría liberar a su patria del castigo eterno.
El Minotauro y Teseo: reescritura del mito
El resto de la historia ya la conocemos: Ariadna (hija de Minos) se enamora de Teseo y le entrega un ovillo de oro para ayudarlo a salir del laberinto luego de haber cometido su propósito. Los reyes es, en pocas palabras, un poema dramático. A su manera, Cortázar se propone (re)escribir el mito griego que todos conocemos a partir de sus cuatro personajes más importantes: Minos, Ariadna, Teseo y el Minotauro.
¿Cuál es la innovación introducida por Julio Cortázar?
Más allá de transformar la narración oral en una obra de teatro con sus escenas, diálogos y monólogos; la verdadera originalidad de la historia vive en el vínculo desarrollado entre los personajes. Mientras en el mito original, Ariadna era una figura enamorada y engañada, casi pasiva; en Los Reyes, este personaje femenino da un giro. Se enfrenta tanto a su padre como a Teseo para intentar salvarle la vida a su hermano, el Minotauro. Pero como obra guiada por los hilos del mito, la historia vuelve a su cauce original. Y ya podemos suponer como termina.
Julio Cortázar: un escritor argentino lleno de mitos
Tal como observamos, no por nada Julio Cortázar se ganó el reconocimiento de la Literatura Argentina, Latinoamericana y Mundial. Fue un genio creador, capaz de tomar historias muy conocidas para recrearlas y ofrecer nuevas perspectivas e interpretaciones. A través de estas obras que recomendamos y tantas otras, logró darle flexibilidad al mito. De esta forma, los nuevos relatos mantienen una raigambre con la tradición pero, al mismo tiempo, se separan de ella. Tanto “Circe” como Los Reyes son una actualización, una unión entre el pasado clásico y el presente del lector. Por lo tanto, este 26 de agosto, es una oportunidad para volver al origen, a la tradición, al mundo propio de la mitología de la mano del gran Julio Cortázar.
Photo Credit imagen de portada: Marina Artese Grillo
