Marcello Mastroianni murió en invierno parisino de 1996, los 72 años. Cualquiera diría que era un hombre mayor, aunque sus seguidores seguramente afirmarán que era todavía joven para morir. Joven o viejo, maduro, las caracterizaciones de sus personajes nunca lo condicionaron. Como por ejemplo cuando en Sostiene Pereira, pide para almorzar omelette alle erbe aromatiche. Su andar en ese film representa primero a un hombre cansado, pero que poco a poco va despertando en un sueño de juventud. O en Che ora é, en el rol de un padre que se reencuentra con su hijo quizás por última vez para entregarle su “herencia”.
Junto a sofia Loren en “Matrimonio all’Italiana” . PhotoCredit: Wikimedia Commons
Y sin embargo recordamos a Marcello en su versatilidad: un divo en La dolce vita, un hombre que deriva por las calles en Noches blancas, un perseguido político en Una giornata particolare. ¿Y cuántas figuras más, tan distintas, tan elocuentes? ¿Cuántas vidas puede vivir una sola persona? Mastroianni pudo ponerse en la piel muchas vidas en una sola, para contar historias, entre tragedia y comedia. En los más de cien films, podemos presenciar el recorrido hacia la madurez: la secuencia de sus películas representan el registro de una máscara a lo largo de una vida.
Mastroianni en El Cairo
Los domingos de octubre y noviembre, en el marco del ciclo La gratis del Cine El Cairo, que suele llenarse hacia las 18 hs., se proyectan una selección de películas que llevan como eje el protagónico de Mastroianni. Aun cuando ya se han visto Stanno tutti bene, La dolce vita y La notte, los rosarinos podrán disfrutar de Allonsanfan, I compagni, Le notti bianche, Una giornata particolare y Matrimonio alla italiana.
Cine El Cairo. PhotoCredit: Lucas Del Chierico
Justamente en el último film, en el que aparece junto a la otra figura central de la historia del cine del siglo XX Sophia Loren, es donde se mece esa suave música de la marca de origen: las cosas en Italia son así, se hacen así. Si un matrimonio a la italiana puede ser pasional, un divorcio a la italiana tiene que ser con ruido y escándalo. Quizás hayan colaborado en fijar un paradigma de lo que representa Italia para el mundo entero, sobre todo para América Latina que es habitada por tantos italianos.
Quizás una de mis favoritas sea Una giornata particolare, una peli de 1977. Puntualmente pienso en algo que reflota en la visión de la casa vacía, el café y la profunda necesidad de complicidad. Acaso dos de los personajes más humanos de la historia del cine, suben a la terraza a destender las sábanas.