Ante la cuarentena obligatoria, nos preguntamos cuál es el efecto de la pandemia en los más pequeños del hogar. Para responder a este interrogante, en esta oportunidad, hablamos con la licenciada Marianela Noelia Fernández. Marianela es psicóloga (UBA), profesora de Psicología (UBA) y especialista en Psicología Perinatal y de la Primera Infancia (Colegio de Psicólogos de la Provincia de Bs. As.).
¿Cuál es el efecto de la pandemia en los niños?
El gran desafío es cómo se hace en este contexto de incertidumbre para sostener y acompañar a los chicos. “Algunos experimentan mayor ansiedad o mayor nivel de angustia que puede traducirse en mayor o menor apetito, dificultad para conciliar el sueño, irritabilidad, mal humor, retroceso en algunos logros ya alcanzados, llanto más frecuente, cambios en las rutinas (horas de almuerzo, cena, baño)”.
“De alguna manera, es necesario que ellos manifiesten todos estos cambios que están viviendo, porque ellos están involucrados y les afecta. Pensemos que tienen un desarrollo en vías. Aún no cuentan con los mismos recursos de los adultos para afrontar cambios abruptos o movilizantes. Necesitan de los adultos para filtrarles o muchas veces presentarles el mundo, que hoy está experimentando tantos movimientos”, detalla la psicóloga.
El rol de los padres para acompañar a los niños
“Los padres, o cuidadores a cargo, deben acompañar a los niños. Habilitar espacios de escucha, de diálogo, permitiéndoles expresar lo que están viviendo, lo que están sintiendo (pesadillas, temores, fantasías, etc). Deban poder hacerles saber que ellos están presentes. Que son su base segura con la que pueden contar para atravesar este momento que es particular y que es pasajero”. Marianela explica que es importante darles la seguridad de que están con ellos. Abrazarlos, cantarles y poder hablar con sinceridad ante las dudas que les surjan. Y responder a las preguntas con palabras acordes a la edad de cada uno de ellos.
La importancia de no evadir
“No ocultar, no mentirles, no cambiar de tema cuando consulten o hagan algún comentario sobre algo que han escuchado. Porque los niños están muy atentos además de lo que se dice a cómo se dice (gestos, tonos de voz, etc). No imponerles rutinas estrictas, no llenarlos de actividades que habitualmente no están acostumbrados a hacer o no saben cómo, acompañarlos. Lo urgente a veces es un abrazo o un beso, lo demás puede esperar“.
Enlazarnos, acompañarnos y tenernos paciencia: el mejor antídoto
Por otro lado, es importante “ser cuidadosos” ante esta nueva experiencia vital. Nos tenemos que cuidar físicamente pero también emocionalmente. Sentirnos cerca, construir nuevos espacios, abrirnos a lo incierto. No todos podemos, ni queremos, ni sabemos las mismas cosas. La clave es no exigirnos, no hacer todo lo que nunca podemos hacer, ni demostrar a otros cosas o ser lo que no somos.
Es un momento para bajar las exigencias, compartir espacios con otros, presencial o virtualmente. Pensar: ¿qué estoy haciendo diferente en estos días? ¿Qué cosas cambiaron en mi vida diaria?
“Pensemos que cada sociedad, cada grupo social o familiar, cada barrio, cada hogar, cada persona va a elaborar o transitar de una manera diferente esta situación. Debemos atravesarlo con la idea de que somos valientes, somos fuertes y vamos a poder lograrlo. No hay una sola manera, sino tantas maneras como personas en el mundo”, subraya la psicóloga.
