Toda gran obra tiene un gran creador por detrás. Un genio que la ideó, la pensó y también la materializó. El Monumento Nacional a la Bandera no es la excepción. La belleza y monumentalidad que hoy nos regala el paisaje rosarino se lo debemos a Ángel Guido. Fue arquitecto, ingeniero, urbanista y también historiador. Sus obras poseen la huella de estas cuatro profesiones integradas en una sola materialidad. En esta nota, los invitamos a conocer al hombre que vivió detrás del genio creador.
Un tal Ángel Guido
Su nombre completo era Ángel Francisco Guido y nació un 26 de septiembre de 1896 en la ciudad de Rosario, Santa Fe. Era hijo de un inmigrante italiano de Génova, Agustin Guido, y de Magdalena Cussino, originaria de Marsella (Francia). Tenía, además, dos hermanos: José Juan y Alfredo. Este último se desarrolló en el ambiente artístico e introdujo a Ángel en el arte americanista. Realizó sus estudios en la Universidad Nacional de Córdoba. En 1920, se recibió de ingeniero y en 1921, de arquitecto.
Allí, Ángel Guido conoció al escritor Ricardo Rojas y a su ideal hispanoamericano que acompañarían toda su obra. Con ambos títulos en mano y una amistad entrañable, Guido volvió a Rosario. Se casó con Berta Eirin, una actriz uruguaya, y tuvo tres hijas: Berta, María Esther y Beatriz. A esta última la conocemos mejor. Beatriz Guido fue una de las más importantes novelistas argentinas del siglo XX.
Un hombre de la educación y de las letras
Comúnmente se conoce a Ángel Guido por ser el creador, junto al arquitecto argentino Alejandro Bustillo, del Monumento Nacional a la Bandera. Pero, en verdad, Guido desarrolló otras facetas menos conocidas que valen la pena conocer. Tras graduarse y a su regreso a Rosario, comenzó a dar clases en las cátedras de Arquitectura II y de Historia de la Arquitectura I en la entonces Facultad de Ciencias Matemáticas de la Universidad Nacional del Litoral. Al mismo tiempo, en los años 20, empezó labores de construcción privada para la élite rosarina. Tal vez de la mano de su amigo Ricardo Rojas, Ángel se inclinó por las letras, participó de diversos congresos y escribió múltiples libros. Algunos de ellos son literarios (poemarios, obras de teatro), otros, especializados en arquitectura y en arte. De hecho, por ejemplo, escribió una obra sobre Leonardo Da Vinci.
En 1927, unió sus dos pasiones y fundó la revista “Arquitectura”, primera en su tipo en Rosario. Más adelante, en 1934, fue designado profesor titular de Urbanismo en la Facultad de Ingeniería de la UNL. En 1935, asumió como vice decano de la Facultad de Ciencias Matemáticas, Físico-Químicas y Naturales de la misma Universidad. A nivel local, en 1943 fue nombrado delegado de Santa Fe de la Academia Nacional de Bellas Artes. Entre 1948 y 1950, durante el primer gobierno de Perón, se desempeñó como Rector de la Universidad Nacional del Litoral.
Guido y Rojas nos muestran su visión
Más allá de la impronta cultural e intelectual que Ángel Guido dejó en la ciudad, tal vez el eco más visible es su obra arquitectónica. Ya nombramos al Monumento Nacional a la Bandera. El edificio del Museo Marc es otra joya artística. La entrada que se halla en la Av. Dr. C. Lassaga presenta un grupo escultórico que une la visión que Guido y Rojas poseían de la Historia Nacional. Podríamos decir que, a simple vista, ambos escritores e intelectuales nos dejaron las claves para comprender sus ideales. La “Historia Patria” se encuentra en el centro. A sus lados, la “Historia Colonial” y la “Historia India” la escoltan.
Paseamos por Rosario y descubrimos las huellas de Ángel Guido
Seguimos caminando por Rosario. En la intersección de las calles San Luis y Corrientes, pleno centro de la ciudad, hallamos la Casa Fracassi. De marcado estilo renacentista colonial, el edificio fue construido en 1925. Nuestro conocido arquitecto fusionó elementos propios de la cultura indígena con características españolas. De esta forma, lo artístico se combina con la arquitectura y no podemos separar uno del otro. También su hermano Alfredo dejó su impronta en el edificio con los murales que decoran el comedor de la residencia.
Por último, la sede del Club Gimnasia y Esgrima de Rosario con su estilo neocolonial nos anuncia, desde lejos, que es hijo de la misma mano creadora. Tal como observamos, la voz de Ángel Guido vive en Rosario. Tan solo nos queda salir a la calle, caminar y tener los ojos bien atentos para descubrirla.
Autor imagen de portada: Facebook Rosario Turismo
¡Muy buena nota! Grazie, Mari! 💪
Muchas gracias ❤