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María Isabel Martone: dos lenguas, dos culturas y dos historias

María Isabel Martone - María

María Isabel Martone nos cuenta la historia de su familia de inmigrantes italianos. Y la relata con tantas ganas y alegría que nos hace parte de su familia. Es la historia de su padre, que del servicio militar en Italia, fue directo a la guerra; y después de la guerra, vino con su esposa a la Argentina, buscando un lugar donde vivir en paz. También nos cuenta una anécdota de sus tíos Antonio y Peppe recién llegados al país, pintando el esfuerzo que hicieron para cuidar un trabajo. Porque como ella dice, las historias de los inmigrantes nunca son fáciles. “Todos tienen una historia que contar y nosotros contamos la nuestra que fue de sacrificios, trabajo, adaptación, tozudez, coraje y determinación. Pero también, de agradecimiento a esta tierra que les dio cobijo, pan, trabajo y educación para sus hijos”.

María Isabel Martone: llegaron en el ’47

María Isabel Martone nos cuenta su historia, “la de ser hija de inmigrantes“. Y lo primero que aclara es que a su madre italiana no le dejaron ponerle María Elizabetta como sus nonnas. Refiere que es la primera generación en Argentina y cuenta: “mis viejos llegaron en el ’47, en la nochebuena del 24 de diciembre. Y como no pudieron seguir viaje a Rosario, fue así que durmieron en el Hotel de Los Inmigrantes”. Dice que “venían de la lejana Basilicata, tierra de brigantis. Enfatiza y aclara que “más precisamente de la provincia de Potenza, de un piccolo paese llamado Savoia di Lucania y que, además, su hermano vino en la panza de su mamá.

Madre
Pasaporte. Autora: María Isabel Martone

Un lugar donde vivir en paz

“Mi papá había vuelto de la guerra”, cuenta María, “después de muchos años de ausencia, porque haciendo el servicio militar lo llamaron a tomar las armas, y allí partió sin volver a su casa. Unos años después, fue tomado prisionero, y pasaron casi nueve años para que pudiera volver a su casa. Claro que llegó desesperanzado, enojado y triste. Entonces, le propuso a mi mamá que se casaran”. María indica que le ofreció también cruzar el océano buscando un lugar donde vivir en paz, ya que era muy fuerte el terror que tenían a una nueva guerra.

María Isabel Martone y una historia de ítalo-argentinos

Sus padres vinieron a la Argentina con 26 y 31 años. “Ya grandes”, dice, “pagando apenas los gastos del viaje. ¡Y nos convertimos en ítalo-argentinos!”, expresa, orgullosa de pertenecer a ambas nacionalidades. “Porque siempre tuvimos la sensación de que pertenecíamos a dos lugares, a dos culturas. Y siempre tuvimos dos lenguas y dos culturas. Somos el resumen de todos los hijos de inmigrantes, que seguimos comiendo a la manera italiana, que no tiramos nada, que gritamos muy fuerte cuando somos unos cuantos alrededor de la mesa y que todavía amasamos la pizza y le orecchiete”.

María Isabel Martone - nonnos
Mis padres y la nonna. Autora: María Isabel Martone

Sus padres: los primeros en venir

María Isabel dice que sus padres fueron los primeros de su familia en venir a la Argentina; y luego de ellos, vinieron varios tíos. Con un dejo de nostalgia aclara que “igual la familia grande se quedó en Italia; así fue como aprendimos a escribirles a los nonnos y a los tíos”, explica. “No fue fácil”. Hace un silencio. “Las historias de inmigrantes nunca lo son”.

María Isabel Martone: una anécdota de los tíos Antonio y Peppe

María disfruta contar que su familia atesora una anécdota de sus tíos Antonio y Peppe y nos pone primero en la geografía donde se desarrolla la anécdota. “Ellos llegaron juntos y fueron a vivir los primeros días a la casa de una prima del nonno que vivía a 10 cuadras de la iglesia de San Francisco Solano”. Aclara que es la iglesia que está en Avellaneda y Mendoza y que tenía un gran reloj. “Bueno”, continúa, “sucedió que a los tíos, les habían conseguido un trabajito, pero no tenían reloj. Así que no sabían a qué hora tenían que levantarse para ir al trabajo. Además, aclara que la tía “Ze tresa”, que les prestó la casa, no vivía allí (“Ze tresa” es un derivado de zia Teresa).

María Isabel Martone - Sanfran
Esquina de Mendoza y Bv. Avellaneda. Iglesia San Francisco Solano. Autor: Alejandro Mensi

“Así que los tíos, para no perder el trabajo, hicieron por un mes entero lo siguiente: desde que anochecía, uno dormía y el otro iba despacio a ver la hora caminando las 10 cuadras. Al volver, despertaba al que le había tocado dormir. Así, hacían el relevo toda la noche, hasta que cerca de las 5, el que volvía despertaba al otro y después los dos se iban caminando al trabajo. ¿Y qué fue lo que hicieron cuando cobraron el primer sueldo? Con el primer sueldo, se sintieron ricos y fueron a comprar un reloj”, exclama María. “¡Que les permitió dormir toda la noche!”

Una historia con el general Rommel que es una leyenda familiar

María Isabel cuenta la historia de su papá dándole de comer una “dudosa” comida al general alemán Erwin Rommel, apodado “El zorro del desierto”. Es una historia que se transformó en leyenda familiar y revela que la foto que nos mandó para publicar “es de mi viejo in divisa de soldado. Es la foto que le mandó a su mamá para decirle que lo llevaban a la guerra, ya que él estaba haciendo el servicio militar, y así, le avisó que no regresaría del mismo.

¿Y qué pasó con el general alemán Erwin Rommel, “El zorro del desierto”?

“El tema de Rommel no puedo precisar en qué año fue, pero me da que tiene que haber sido por el ’41 o ’42; porque en el ’43, Italia firmó el armisticio. Así que la fecha no la sé”, explica nuestra entrevistada. Pero afirma que “mi viejo contaba que ellos estaban siempre en la cocina de oficiales y ese día llegó su superior inmediato y les dijo que tenían que preparar algo muy bueno para comer porque iba a pasar el General Rommel, quien comería allí en el campo. Ellos le dijeron que no había suficiente comida para preparar y el oficial les dijo que buscaran algo bueno o todos la pagarían muy caro si lo hacían quedar mal”.

¿Y qué hicieron?

“Bueno, algunos de ellos salieron corriendo a buscar algo, mientras el resto comenzó a pelar papas y cebollas. Pero lo que trajeron para preparar la comida del general más conocido de las fuerzas alemanas era incierto”. María aclara que en esas épocas, regía el refrán “menos averigua Dios y perdona”. “Papá contaba que cortaron la carne y la pusieron con las papas y las cebollas en una olla; y después, preguntó si podían usar algún vino para cocinar y le dijeron que sí. Y así fue que le agregó dos botellas de vino a la comida”.

Una dudosa comida y un “grazie, generale”

María Isabel nos introduce de a poco en la profundidad de la historia de la Segunda Guerra Mundial. Con cada palabra, hace propia la vivencia del momento y nos pone en situación cuando nos encontramos en la cocina de un regimiento con un grupo de soldados que tiene que darle de comer al general alemán y a su comitiva si quieren evitar represalias. “Dejó la carne cocinándose por horas y después hizo lo que en Italia se llama “straccoto. Entonces, cuando llegó el general y su comitiva, lo sirvieron los soldados que hacían de mozos. Y parece que les gustó mucho porque pidió felicitar a los cocineros.

María Isabel Martone - Soldado
“Mi padre in divisa“. Autora: María Isabel Martone

“Y así fue como mi viejo terminó dándole la mano al zorro del desierto”. Prosigue: “todos decían que Rommel no se ajustaba al común de los generales alemanes porque era demasiado amable”. María sostiene que esta anécdota su padre se la contaba en primera persona y “Rommel le dijo que su comida había estado muy rica y que lo felicitaba. Claro, mi viejo se inhibió mucho y solo contestó bajando la cabeza ‘grazie, generale‘”.

María Isabel Martone: una historia para escuchar

Y se transformó en leyenda, mi viejito, que le dio de comer a Rommel esa dudosa comida”. Nuestra entrevistada cuenta que toda la familia siempre pedía que les relatara el hecho. “Sobre todo, los chicos, sentados a su alrededor, querían escuchar la historia de la guerra”. Le pregunto a María si esa dudosa carne que trajeron podría haber sido carne de perro. Ella sólo sonríe.

Los hijos de inmigrantes juntamos miles de anécdotas

“Miles de anécdotas juntamos los hijos de estos inmigrantes tozudos, trabajadores y capaces de momentos de inesperadas ternuras. ¡Ellos nos enseñaron que el camino siempre será el coraje y la determinación e ancora siamo fieri di loro!”, concluye su historia María Isabel.

Autora imagen de portada: María Isabel Martone

María Isabel Martone: dos lenguas, dos culturas y dos historias ultima modifica: 2020-11-17T10:00:00-03:00 da Alejandro Mensi

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